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Testimonios

Desde entonces cuando empezaba a teletrabajar por las mañanas, estaba deseando que llegase la tarde para poder hacer gimnasia contigo. Esa hora, se convertía en la hora para cuidarse y para disfrutar de una buena clase, con buena música y con una gran profesora que te explica perfectamente los ejercicios para que sepas bien cómo hacerlos sin hacerte daño, y lo mejor, siempre con opciones por si no llegas, con una buena sonrisa y energía para tenernos a todos los que estamos al otro lado, motivados y con unas ganas tremendas de seguir las clases. Mil gracias por tu generosidad, por tu buen rollo siempre, aún pasando por días de bajón, por motivarnos a seguir fuertes y por currarte todas y cada una de las clases como si asistiéramos al mejor gimnasio y nos hubieran puesto a la mejor profesora.